“No sólo en la Argentina, no sólo en América Latina, el sistema está ciego. ¿Qué son las personas de carne y hueso? –se pregunta el escritor uruguayo Eduardo Galeano– Para los economistas más notorios, números. Para los banqueros más poderosos, deudores. Para los tecnócratas más eficientes, molestias. Y para los políticos más exitosos, votos”.
Por Juan Federico y Laura GiubergiaCuenta el abuelo que de niño/ El jugó entre árboles y risas y alcatraces de color/Recuerda un río transparente y sin olor,/ Donde abundaban peces, no sufrían ni un dolor./
Cuenta el abuelo de un cielo muy azul/ En donde voló papalotes que el/ Mismo construyó/ El tiempo pasó y nuestro viejo ya murió/ Y hoy me pregunté después de tanta destrucción/
¿Dónde diablos jugarán los pobres niños?/ ¡Ay, ay ay! En dónde jugarán/ Se está pudriendo el mundo/ Ya no hay lugar/ La tierra está a punto de/ Partirse en dos/ El cielo ya se ha roto, ya se ha roto/ El llanto gris/
La mar vomita ríos de aceite/ Sin cesar/ Y hoy me pregunté, después de/ tanta destrucción/ ¿Dónde diablos jugarán los pobres Nenes? ¡Ay, ay, ay!. ¿En dónde jugarán? Se está partiendo el mundo/ Ya no hay lugar.
(Dónde jugarán los niños, Mana)
Esta es la historia de una barriada pujante, un sector de la ciudad de Córdoba repleto de obreros y chicos que juegan en la calle. Es la historia de un pedazo de ciudad que cada mañana se despierta con ímpetu y se dirige derecho a la fábrica.
Una gaseosa de dos litros y un kilo de facturas en una bolsa de papel madera o de plástico. Este es el primer pedido que los jóvenes que llegan a la Unidad de Contención del Aprehendido (UCA), de barrio Güemes, realizan a sus madres cuando tienen la posibilidad de la primera llamada. No se trata de una necesidad sólo de sed y hambre. Quienes allí recaen, por lo general por alguna contravención menor, comparten una gran habitación desierta en uno de los pocos lugares habitables de la vetusta cárcel. Luego de merendar con sus compañeros de encierro, utilizan la botella de plástico para orinar y la bolsa de las facturas para defecar: las idas al baño sólo se permiten una vez al día. Sigue leyendo